dijous, 3 de novembre del 2011

Temps al temps



Un campesino, pobre pero sabio, trabajaba la tierra duramente con su hijo.

Un día el hijo le dijo:

—¡Padre, qué desgracia! Se nos ha escapado el caballo.

—¿Por qué le llamas desgracia? —respondió el padre—, veremos lo que trae el tiempo...

A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo.

—¡Padre, qué suerte! –exclamó esta vez el muchacho– nuestro caballo ha traído otro caballo...

—¿Por qué te apresuras a llamarlo suerte? –repuso el padre — veremos lo que trae el tiempo...

A la semana siguiente, el muchacho se propuso montar en el nuevo caballo, pero éste, que no estaba domado, se encabritó y arrojó al muchacho al suelo quebrándole una pierna.

—¡Padre, qué desgracia! –exclamó el muchacho– me quebré una pierna. El padre, retomando su experiencia y sabiduría sentenció:

—¿Por qué le llamas desgracia? —respondió el padre— veremos lo que trae el tiempo...

El muchacho, no se convencía de la filosofía de su padre, sino que gemía en su cama. Pocos días después, pasaron por la aldea los enviados del rey, reclutando jóvenes para llevárselos a la guerra. Entraron en la casa del anciano campesino, pero al ver al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.

El joven comprendió entonces que nunca hay que dar como absolutas la desgracia ni la fortuna, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.

La moraleja de este antiguo cuento, es que la vida da tantas vueltas y es tan paradójico su desenlace, que lo malo se hace bueno y lo bueno, malo. Es por eso que lo mejor es esperar al día de mañana, pero sobre todo confiar en que todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas.


mai cal donar ni la desgràcia ni la fortuna com a absolutes, sinó que sempre cal temps  per veure si alguna cosa és bona o dolenta!


Dorados cuentos para pensar - Rab Isaak Sakka

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