dissabte, 22 de desembre del 2012

Lenguaje, pensamiento, realidad...


Las imágenes brotan de las ideas. Las palabras ilustran las imágenes. Para dar cuenta de las ideas, nada mejor que las imágenes; para dar cuenta de las imágenes, nada mejor que las palabras. Las palabras nacen de las imágenes y, por tanto, se meditan las palabras para observar las imágenes; las imágenes nacen de las ideas y, por tanto, se meditan las imágenes para observar las ideas. Por medio de las ideas se da cuenta de las imágenes, y éstas se hacen explícitas en las palabras. En consecuencia, como las palabras son aquello de lo cual dependen las ideas, una vez que se han obtenido las ideas, se olvidan las imágenes. De la misma manera, "la trampa sirve para cazar conejos, pero una vez cazado el conejo, se olvida la trampa". Siendo esto así, las palabras son la trampa para las imágenes, y éstas, la trampa para las ideas. Por tanto, quien se mantenga preso de las palabras no podrá obtener las ideas. Las imágenes nacen de las ideas, pero si uno se mantiene fijado en las imágenes mismas, en tal y como las entendemos aquí. Las palabras nacen de las imágenes, pero si uno se mantiene preso por las palabras, en realidad, en lo que uno se fija no serán las palabras. Si esto es así, quien se olvide de las palabras obtendrá imágenes. Obtener las ideas dependerá de olvidar las imágenes y obtener las imágenes dependerá de olvidar las palabras. Así, aunque las imágenes se establecen para dar cuenta de las ideas, las imágenes pueden olvidarse.

Yijing, el libro de los cambios

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