La innovación forma parte de la cartera de valores del siglo XXI. Jamás, como ahora, el individuo ha debido enfrentarse a un entorno tan dinámico. La velocidad del cambio tecnológico y la globalización de los mercados convulsionan la economía e impactan las organizaciones de forma crítica, y el directivo del nuevo siglo se debe enfrentar a un terrible dilema: buscar la excelencia en los productos o procesos de hoy, que mañana estarán probablemente ya obsoletos; o preparar el futuro inmediato con nuevos y renovados productos y procesos.
¿Cómo gestionar a la vez ambas fuerzas, cómo ser excelente operando en los mercados de siempre y, a la vez, preparar cada vez más rápidamente nuevos escenarios competitivos? El modelo de organización industrial clásico probablemente esté ya condenado. El futuro será de las organizaciones de respuesta rápida, líquidas, recombinables, anticipativas al cambio. Y, sin embargo, nos seguimos moviendo en paradigmas del pasado: organigramas jerárquicos, división funcional, producción en grandes series, búsqueda obsesiva de la eficiencia, competencia en coste…
Por todo ello, la innovación emerge con fuerza como nuevo concepto de management. En ella convergen conceptos de estrategia, tecnología, marketing, arquitectura organizativa, y planificación financiera. La innovación es el proceso que permite a la empresa renovar permanentemente sus fuentes de ventaja competitiva, sus recursos estratégicos y su posicionamiento diferencial…
Es un proceso de negocio que pertenece al ámbito estratégico y que, como tal, debe ser gestionado con pensamiento estratégico.
Font: Gestión de la Innovación – EMBA (UOC)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada