Muchas gentes desaprovechan los verdaderos goces de la vida
y miran con desdén las modestas violetas y humildes florecillas, en su afán de
alcanzar soberbios ramilletes. Se esfuerzan penosamente en obtener intensos
goces, sin advertir que la felicidad de la vida consiste en el disfrute de
multitud de menudos placeres; y puestos sus ojos en lo imposible de lograr
menosprecian los goces más seguros, pero de menor monta. Precisamente el ahínco
con que perseguimos lo insólito nos incapacita para disfrutar de lo cotidiano y
lo frecuente
Orison Sweet
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