Existe un cuento que
desvela con exactitud el funcionamiento del mercado financiero y por qué las
personas se dedican a comprar acciones de las que no conocen su verdadero
valor, y la psicología que hay detrás.
En la selva, el señor bolsa y el señor valor decidieron
comprar monos a un euro. Para ello, montaron una jaula igual de grande que un
estado de fútbol de considerables dimensiones, en la que meterían los monos que
iban a comprar.
La gente no daba
crédito. Cómo era posible que aquellos señores pagaran un euro por un mono,
cuando fuera de la jaula, había cientos y cientos. Podían ellos mismos salir
fuera a cogerlos, gratis, y meterlos en la jaula.
Todo el mundo
comenzó a llevarles monos, de dos en dos e incluso de tres en tres. Todos y
cada uno de ellos se llevaban sus euros correspondientes.
Pasado un mes,
prácticamente nadie llevaba monos, ya que había que recorrer muchos kilómetros
para encontrarlos. El señor bolsa y el señor valor comenzaron su nueva
estrategia: pagarían a 2 euros cada mono.
El truco hizo su
efecto, y poco a poco comenzaron a llevarles monos. Pero a los pocos días, ya
nadie llevaba monos. Quizás ya quedaban muy pocos fuera de aquella jaula.
De nuevo el señor
bolsa y el señor valores hicieron de las suyas. Pusieron un cartel en la puerta
en el que ofrecían 5 euros por mono. Transcurridos unos días, solo les llevaron
cuatro monos.
Miles y miles de
monos se movían dentro de aquella jaula. Era el momento de comprar monos al
precio que fuera.
Pusieron un nuevo
cartel en la puerta: esta vez compraban monos a 50 euros. Todo el mundo se puso
a buscar monos, y solo dos personas lograron encontrarlos. El señor bolsa y el
señor valor le pagaron sus respectivos 50 euros a cada uno de ellos.
Esa misma noche,
el señor bolsa se fue a dormir, y el señor valor se quedó en la puerta de la
jaula. Pasó un señor por la puerta y el señor valor le dijo:
- ¿Quiere
usted un mono por 40 euros? Mañana por la mañana mi socio le pagará por él los
50 euros que valen ahora los monos.
El hombre le
dijo que por supuesto.
- Voy a mi
casa a por los 40 euros.
Cuando el hombre
regresó a los pocos minutos, no trajo consigo 40 euros sino 400; quería diez
monos, que llevaría a la mañana siguiente a primera hora, a la jaula. Además,
el hombre no vino solo; trajo a sus familiares y amigos para que compraran
monos también, y estos a su vez a familiares y amigos y otros a otros.
Todos pagaban sus
40 euros por mono, que el señor valor entregaba a cambio. Cuando se acercaban
las cuatro de la mañana, la jaula se había quedado vacía.
Todos los que
compraron monos lo festejaban. Incluso hubo algunos que no durmieron esa noche
esperando la apertura de la jaula a las nueve de la mañana.
Cuando todo el
mundo empezó a llegar a la jaula, ocurrió lo inesperado. No podían creer que la
jaula hubiera desaparecido. Del señor bolsa y del señor valores no se sabía
nada.
Lo habían
conseguido.
Habían vendido a
gente que no los necesitaba monos a 40 euros. Esto es la bolsa.
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